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EDITORIAL

ZP y la cuota vasca del “Club de Perpiñán”

No se puede afirmar que ETA haya sido totalmente desagradecida e insensible a las satisfacciones que le ha dado por anticipado ZP en lo que lleva de legislatura

Los separatistas catalanes que acudieron al encuentro con ETA para, según la propia organización terrorista, "diseñar estrategias conjuntas para la desestabilización del Estado español", no se pueden quejar de los servicios que les está brindando José Luis Rodríguez Zapatero a cambio de su apoyo parlamentario. Ahí está la mediación y el aliento de Zapatero, sin los cuales las discrepancias entre los mismos nacionalistas catalanes hubieran hecho encallar la aprobación del nuevo "estatuto" soberanista. Y, desde luego, si no es por Zapatero, en el Congreso no se habría camuflado como reforma estatutaria, lo que, en realidad, es una voladura constitucional muy digna de ser apreciada por quienes, como Carod Rovira y los suyos, se jactan de no ser españoles y de considerar la bandera de España, "la bandera del enemigo".
 
Un presidente que, como ZP, llega al extremo de cuestionarse públicamente si el país que gobierna es o no una nación, sólo por eso, merece más que de sobra que los separatistas de ERC le den su apoyo parlamentario y hasta la bienvenida a Perpiñán, sin temor a que se les caigan los anillos de su pundonor independentista.
 
Es cierto que ERC ya le ha dado pública y literalmente a Zapatero la "bienvenida al Club", a través de su portavoz Puigcercos. Pero, ¿y ETA? ¿Acaso no le corresponde también a ella dar la bienvenida al "club" de Perpiñán al presidente del Gobierno del 14M? ¿Acaso ZP no ha hecho méritos más que suficientes para abonar también la cuota vasca de entrada al Club? Tanto o más que la catalana. Ahí está la maniobra de ZP de encubrimiento que, si sirve para colar un estatuto soberanista catalán, también podría valer para recuperar el Plan Ibarretxe, cambiándole, eso sí, el nombre, tal y como todos los separatistas quieren hacer, incluido el propio Ibarretxe.
 
Si, para hacer pasar como estatutaria lo que, en realidad, es una reforma constitucional encubierta, ZP no ha dudado en esquivar dictámenes de instituciones como el CGPJ, el Consejo de Estado o el Tribunal de Cuentas, ¿no valora ETA también la forma en que ZP ha dejado que se esquive la Ley de Partidos con el PCTV, lo que ha permitido que los proetarras sigan teniendo financiación pública y representación parlamentaria? ¿No le parece suficiente a ETA la forma en que ZP ha dejado en la estacada a los "inmovilistas" del PP y al Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo? ¿No les satisface a los terroristas la oferta de impunidad a los presos? ¿Acaso ETA no considera totalmente satisfactoria la implacable forma en la que el Gobierno de ZP y sus medios de comunicación están ninguneando y silenciando a las víctimas del terrorismo? ¿No está acaso ZP dispuesto a negociar –él dice dialogar– también con los representantes de ETA el fin del Estatuto de Guernica? Al fin y al cabo, ZP sólo le pide a ETA a cambio una tregua. ¿Y qué es una tregua, sino un simple cese temporal? Lo justo para que ZP pueda seguir en el Gobierno. Y luego ETA, tras haber afianzado lo cobrado, otra vez a matar hasta los objetivos últimos.
 
No se puede afirmar, sin embargo, que ETA haya sido totalmente desagradecida e insensible a los pasos dados por anticipado por ZP en lo que lleva de legislatura. Ya desde la llegada de ZP al poder, ETA mostró esperanzas de conseguir objetivos políticos. A los pocos meses del 14M, y tras valorar positivamente la caída del gobierno del PP, un comunicado de una ETA con esperanzas renovadas, instaba personalmente a ZP a dar "gestos para con Euskalherría tan valientes como los dados en Irak". Desde entonces –también es verdad– no han faltado zutabes de la propia banda y declaraciones del entorno etarra en las que han reconocido la "mejoría" de las circunstancias políticas que, en su opinión, se dan para acabar de "forma dialogada" con "la opresión que padece Euskalherría".
 
Con todo, por positiva que hayan sido sus valoraciones del cambio político del 14M, jamás ETA ha llegado a dedicar a Zapatero los encendidos elogios que le dedicaron los autores islamistas del 11-M. Pero tampoco nadie –incluido ZP– está pidiendo a ETA que elogie al presidente del Gobierno. Todo lo contrario. Él no quiere presentarse como compañero de viaje de ETA, sino como su pacificador. Lo único que pide el presidente del 14M a ETA es una tregua que le consolide políticamente. ¿No podría ser ese el gesto que ETA brindara a ZP como gesto de bienvenida al Club de Perpiñán? ¿O es que ya se lo ha brindado? Desde luego, el presidente del Gobierno del 14M ya ha pagado una cuota que merece, al menos, un reconocimiento por parte de los socios. De los dos.

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